Sabías que cuando pintamos mandalas, expresamos por medio del color nuestros sentimientos y estados de ánimo. Cada color tiene un significado y a su vez, influye en nuestras emociones.
El color comunica y es percibido por cada persona de diferentes maneras, dependiendo de su cultura y su universo. Sin embargo hay algunos puntos en común.
Cuando estás pintando, tu inconsciente elige los colores que representan a tu alma, por eso, en algunos momentos pintamos con tonos cálidos, más vibrantes, más opacos o más fríos.
- Azul: representa la tranquilidad, la simpatía, la fidelidad, la fantasía, la calma y el infinito. Es un color frío y se relaciona con el cielo y con el mar.
- Amarillo: representa la felicidad, la iluminación, la diversión, la amabilidad y el optimismo. Se relaciona con el sol, la juventud y el oro.
- Rojo: representa la pasión, el amor, la ira, la sensualidad, el poder y la alegría. Se relaciona con el fuego y la sangre. Es un color fuerte que incrementa el estado de alerta y la fortaleza.
- Verde: representa la esperanza, la armonía, la prosperidad, la fertilidad y el balance. Se relaciona con la naturaleza, la frescura, la vida y la salud.
- Morado: representa la magia, la nobleza y la dignidad. Se relaciona con la teología y es la unión entre la feminidad, la sensualidad y la espiritualidad. Significa confianza y fe.
- Naranja: representa el entusiasmo, la diversión, la sociabilidad, la ambición, lo exótico y lo llamativo. Se relaciona con el budismo y la transformación. Es el contraste entre lo terrenal y lo espiritual.
- Blanco: el blanco es luz, representa la pureza, la paz, la inocencia y los nuevos comienzos. Se relaciona con el bien y la espiritualidad.
- Negro: representa la oscuridad. Se relaciona con la elegancia, lo simple, la constancia, el recuerdo, la eternidad y la fortaleza.
La forma en la que percibimos el color varía en cada persona y depende de las experiencias, las creencias y los gustos. Ningún color carece de significado y a través de ellos dejamos ver nuestras emociones y sentimientos.
Escrito por: Sara Manuela Castrillón Ossa
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